Hay gente que forma parte de nuestras vidas aunque nunca les hayamos conocido en persona.
Resulta evidente en el caso de los actores de cine, a los que admiramos o con quienes nos identificamos en función de los personajes que han interpretado. Del mismo modo, los escritores, cuyas novelas están a menudo llenas de frases, escenas y reflexiones características producen cierto grado de admiración e identificación.
¿Y que decir de los dibujantes con cuyos tebeos crecí, las páginas que conforme torpemente trataba de imitar, más meritorias me parecían?
Son como de la familia, ¿no?
Hoy me apetece escribir sobre alguien a quien nunca conocí ( no se si vino a algún salón del cómic español pero en todo caso, no tuve el gusto de tratar con él), que no está ni entre autores favoritos pero que forma parte de mi historia lectora. Y con esto no le resto ni un ápice a su talento, ya que es uno de los entintadores fundamentales de la edad de plata pero no es un autor por el que me compraría un tebeo.
Se trata de una perdida esperable ( tenía una leucemia y 77 años) y no creo que le quedaran grandes aportaciones por dar al medio, así que uno no siente la punzada aguda de la muerte traidora sino el dolor sordo de algo que por inevitable no deja de ser desagradable.
Giordano entintó el Batman de Neal Adams. Sólo por eso tiene ya un lugar en el olimpo de los equipos creativos de lujo ( Kirby- Sinnot, Adams-Giordano, Colan- Palmer, Byrne- Austin...) pero Giordano hizo más, mucho más. Y no sólo como entintador o dibujante ocasional sino como editor.
De 1980 a 1993 fue editor y vicepresidente de DC, un cargo desde el que junto a Paul Levitz y Jeannette Kahn fue el responsable de que DC editara algunos de los mejores tebeos de sus historia. La línea Vertigo, el relanzamiento de Superman ( Byrne), Wonder Woman ( Perez), Batman ( Miller), Watchmen ( Moore y Gibbons) y un larguisimo etcetera no serían lo mismo sin Giordano.
¡Que de buenos tebeos!
Supongo que cuando uno muere, lo puede hacer con la esperanza de que haya una vida posterior o no, pero lo que no me cabe duda es que si conserva la lucidez necesaria, debe hacer un somero repaso de su propia existencia buscando la respuesta a si uno ha hecho de su vida algo que merecía ser vivido o no. Cuando la respuesta es afirmativa, imagino una beatífica sonrisa en el agonizante.
Dick Giordano: dibujante, entintador, editor. Será recordado.
3 comentarios:
También recuerdo yo su adaptación de LAS JOYAS DE GWALHUR en La Espada Salvaje de Conan. En efecto, uno de los grandes!
Te ha faltado poner algún dibujo suyo a este post tan majo. Un saludo.
Vale. Estas prisas. El dibujo ya estaba puesto (ja,ja). Ya puedes perdonar, Koldo. Como en otros blogs han recurrido mucho a sus imágenes (lógico, por otra parte).
Otro saludo.
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