martes, 21 de septiembre de 2010

AVILÉS EN UN DÍA


Llevo una década acudiendo a las Jornadas de Avilés y guardo grandes recuerdos de cada una de las visitas. Yo voy cambiando y las Jornadas crecen pero se sigue manteniendo intacto el espíritu inicial de las mismas, consistente en crear un espacio en el que autores y aficionados pudieran compartir comidas, copas y charlas.
Lo de copas va por la foto de este año, sacada con la cámara de Pepe Cadelas (en el centro)y en compañía de gente tan ilustre como (de izda a derecha) Vicente Cifuentes, Paco Díaz, Eddie Berganza, Ivan Reiss y Angel Unzueta.
Pero hablemos un poco de las Jornadas.
Cuando acudí por primera vez a las Jornadas allá por el año 2000 lo hice en calidad de aficionado de a pie y fue una experiencia única. Allí entrevisté a Terry Moore para el primer número de la revista Trama y pude hablar con artistas largamente admirados como George Perez . Un sueño para cualquier aficionado pero lo que más me sorprendió fue sin duda la amabilidad con la que Jorge Ivan y Angel (Germán aun no estaba) me trataron pese a ser un don nadie. Sólo por eso tendrán siempre mi más profundo agradecimiento público.
Este año, por circunstancias familiares, no pude acudir más que el fin de semana pero como siempre, valió la pena. Vayamos con una minicrónica subjetiva de dicho viaje.

Había en esta edición (o al menos me lo pareció) menos público que otros años. No faltaban los de siempre (autores, coleccionistas y aficionados sin cuya presencia las jornadas parecerían desnudas) pero se notaba un cierto alivio frente al peligroso éxito de los últimos años. Si, digo peligroso porque Las Jornadas de Avilés son como una especie de hábitat a proteger, una reserva que con un exceso de visitantes corre el peligro de verse alterada. Este año los autores pudieron hacer sus dibujos con algo más de tranquilidad y todo parecía más reposado.
Yo acudí con Ángel Unzueta. El dibujante (visitad su página si aun no le conocéis) vive a menos de una hora de mi domicilio y somos buenos amigos desde hace unos años. Es fácil ser amigo de Ángel, ya que es un tío divertido y culto. Buen artista y mejor persona por tirar de tópicos.

El caso es que Ángel es un dibujante atípico, capaz de lograr entrar en el duro mercado americano en 1998, cuando aun eran muy pocos los autores que lo lograban, y de abandonarlo con la misma facilidad para dedicarse a su empresa de marketing y diseño. Lo que Ángel nunca perdió fue el amor dibujar tebeos y cuando años después le aguijoneé un poco, recupero su viejo contacto con Eddie Berganza y se introdujo de nuevo en el mercado.

Poca gente es consciente del enorme esfuerzo que ha supuesto para Ángel durante todo este último periodo el mantenerse al frente de su empresa y dibujar una página al día cuando llegaba a casa tras una dura jornada de trabajo. Y siempre con una sonrisa.

En fin, no quiero desviarme mucho de la crónica, así que sigamos avanzando en nuestra historia.

El caso es que llegamos a Avilés antes que las 12 del mediodía y tras registrarnos en nuestro flamante hotel ( el NH La Ferrera) fuimos al encuentro de amigos y conocidos.

Tuve ocasión de hablar con Vicente y Jaume, amigos a los que aprecio más allá (o a pesar de)Dolmen y de reencontrarme con dibujantes a los que igualmente aprecio como Fernando Blanco y Francis Portela (les compré un original a cada uno). A Paco Díaz no se lo compré en esta ocasión porque ya tengo uno suyo pero fue igualmente un placer reencortrame con otro viejo amiguete.

Hablando de compras de originales, pronto dedicaré un post a colgar mis últimas adquisiciones, modestas en lo económico pero brillantes en lo artístico, como podréis comprobar.
El caso es que entre hablar con Eddie Berganza sobre su trabajo de editor, tomar unas cervecitas, asistir a la charla de George Pérez y a la ceremonia de clausura, me vi cenando junto a Vicente Cifuentes (entintador de Angel en algunos de sus tebeos de DC) y para cuando me quise dar cuenta ya estábamos en la carpa tomando más cervecitas. Dado que la fiesta languidecía, los de la foto de arriba nos fuimos de turismo por los locales de copas de Avilés. La noche transcurrió entre risas y chistes y rozando el amanecer, volvimos al hotel a descansar unas horas.
Definitivamente el año que viene voy más días.
Ejem...si me dejan, claro.

2 comentarios:

Jaume Vaquer dijo...

Eso, tú hazlo público para que se entere tu mujer...
Luego no me llores.

Emilio dijo...

Fue un placer volver a coincidir, Koldo. Han sido (como siempre) unas jornadas tremendas.
Nos vemos en Getxo, no?

Un abrazo