Mike Carey es un escritor que siempre cumple. Rara vez sorprende pero casi siempre es legible y no insulta a la inteligencia del lector.
Otro tanto se podría decir del dibujante, Peter Gross. No es un dibujante brillante (no compraría ningún tebeo por el hecho de ser dibujado por él) pero narra correctamente y no tiene ni grandes altibajos.
Pueden pacecer mínimos exigibles a todos los profesionale sde la historieta pero a poco que hayais leido tebeos, sabeis que no es así...
De este equipo creativo podía esperar en el mejor de los casos algo como Lucifer: un tebeo agradable de leer, escasamente original pero fiable. Y no es sencillo, ya que ni The Dreaming ni The Books of Magic resultaban tan entretenidos como Lucifer, partiendo ambos de ser spin offs más o menos reconocidos de Sandman.
Con The Unwritten tengo que decir que ambos, escritor y dibujante me han sorprendido.
No es que The Unwritten vaya a ser la siguiente Fables (me temo que su carril es algo más estrecho) pero consigue interesar al lector desde su primer número con un planteamiento inicial arriesgado pero de dudosa efectividad:
¿Y si Harry Potter existiera en el mundo real donde sus novelas son superpopulares y él no fuera consciente de su verdadera naturaleza?
No deja de ser irónico que ellos que tuvieron tanto que ver con Tim Hunter, sean ahora quienes se inspiren en Harry Potter ( y no en Hunter) a la hora de homenajear a un personaje literario. Es casi un circulo que se cierra.
Sobre el papel esto daría para un curioso juego entre realidad y ficción y para unos pocos homenajes más o menos afortunados pero en manos de Carey, la historia coge vuelo e interés ya que conforme la historia avanza descubrimos que Wilson Taylor (el padre literario y literal de Tommy Taylor) está relacionado con otros escritores del pasado que conocen el secreto para hacer de su ficción un elemento influyente en el mundo real.
En una reciente entrevista Carey explica cómo se siente fascinado por la influencia que la ficción ejerce sobre el devenir del mundo real y esas es la verdadera base sobre la que se sustenta el título, el poder de la ficción.
Peter Gross no ha evolucionado tanto como dibujante como para llegar a sorprenderme (su estilo, algo más suelto y caricaturesco es agradable pero no demasiado destacable) pero como una obra no es la suma de las partes, no seré yo quien minusvalore la contribución de Gross.
No sabría decir aun si esta serie va a rivalizar en interés con Fabulas pero al menos constituye una digna alternativa en el siempre dificil terreno de la fantasía.
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